Es necesario seleccionar de manera adecuada la harina. En este caso una harina de garbanzo de alta calidad que nos va a permitir tener un rebozado fino y a la vez, aquellas personas que sean intolerantes al gluten van a poder comer este plato también.
Batimos los huevos frescos de manera energética. Lo importante es batir el huevo hasta el extremo para que quede licuado.
Sabemos que el huevo está batido lo suficiente cuando circula facilmente. Debe quedar un líquido homogéneo y poco espeso.
A continuación cogemos las tiras de calamar ya cortadas que están disponibles en nuestra tienda. A la hora de cocinarlos, es importante mantener el calamar con piel, ya que tendrá mucho más sabor.
Una vez el calamar está limpio y seco lo rebozamos en la harina de garbanzo.
Cuando los saquemos de aquí, es importante sacudir muy bien el calamar ya que ahí está el truco para que el rebozado sea fino y el huevo se pegue homogéneamente.
Mojamos el calamar en el huevo de manera generosa.
Calentamos el aceite y esperamos a que el aceite alcance los 180 grados. Los calamares estarán listos cuando alcancen la consisitencia adecuada y empiecen a dorarse.